Uno de los conceptos que se exploran en
la primera sesión del MMS es el azar.
El azar se introduce en la práctica
artística para poner en duda la capacidad de control total sobre nuestras
acciones y para dirigir la mirada hacia un devenir creativo donde lo imprevisto
tenga cabida.
Esta idea fue recogida el curso pasado
por los alumnos de primero de bachillerato y lo incorporaron a la última
práctica, la que hace referencia a la exhibición, para dejar una propuesta de
trabajo que sirviera de punto de partida a los alumnos del curso siguiente (ver entrada del 2 de julio). Su
propuesta consistía en enterrar una serie de cartones en el entorno natural del
instituto y dejar que el paso del tiempo, las inclemencias del clima y el devenir
natural de los acontecimientos dejaran su huella sobre ellos, lejos del control
de los propios alumnos.
Al inicio del presente curso, los
alumnos de primero de bachillerato artístico que actualmente participan del
proyecto desenterraron los cartones, para recoger el testigo dejado por sus
compañeros y proponerse una nueva acción que le diera continuidad.
Hasta aquí, todo correcto.
Pero el azar, atendiendo a su propia
lógica de lo imprevisto, ha acabado por definir sus propias reglas, escapando
de esos resquicios de control que todavía quedaban en esta acción. Los cartones
fueron desenterrados y se pudieron apreciar los cambios sufridos, así como la
presencia de diversos organismos vivos que colaboraban en la aceleración del
proceso de metamorfosis. Tras ese
período de observación, fueron apilados en un rincón del instituto y
señalizados con un cartel que indicaba que no se tocaran, a la espera de
definir los pasos a seguir. Pero al día siguiente, para sorpresa de todos, los
cartones habían desaparecido sin saber cómo ni porqué.
Cosas que pasan…sí. Y que en este caso
han acabado por acentuar ese carácter caprichoso que el azar es capaz de poner
en juego, dejando ocultas las causas, desmantelando cualquier plan previsto y
sorteando las expectativas construidas desde una lógica habitual.
No se me ocurre un final mejor y por
ello hemos decido que la mejor manera de homenajear su fuerza es dejar
constancia del proceso con el registro fotográfico que se hizo de ello y que
nos servirá de ahora en delante de ejemplo en futuras sesiones.